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Esperanza y Comida: La labor de The Happy Givers en comunidades de adultos mayores

La fundación sin fines de lucro tiene diversos negocios e iniciativas sociales con un enfoque solidario y comunitario para beneficio de la población de adultos mayores en su proximidad.

Qué te contamos en esta historia:

  • Apoyo a los mayores: Cómo The Happy Givers brinda alimentos y servicios esenciales a adultos mayores en Vega Baja y Vega Alta.
  • Iniciativas solidarias: Proyectos comunitarios y autosustentables que financian la misión de la fundación.
  • Voluntariado y comunidad: El rol de los voluntarios y la colaboración comunitaria en la lucha contra la soledad y el hambre.

Awilda Lara Feliciano ha vivido sola en una casa pequeña en el barrio Carmelita, en Vega Baja por el pasado año y medio. La sala tiene un sofá, cubierto por una sábana color rosa viejo, y una silla de metal. Arriba del mueble, hay un cuadro antiguo de personas bailando en un bosque y, en la pared contraria, un televisor moderno sobre una mesa bajita y vieja. Su única compañía, su perra “Perri” de cinco años, ladra afuera. 

Todos los lunes, miércoles y viernes al mediodía, ella espera la visita de Carmen “Yiyi” Cabreras Martínez y Luis Marreros Robles, voluntarios de The Happy Givers, una fundación que ofrece alimentos y servicios a adultos mayores en Vega Baja y Vega Alta. 

Desde hace seis meses, es una de las 261 beneficiarias del programa, que incluye entregas de almuerzos tres veces a la semana. Su hogar es la primera de 12 paradas de una de las rutas de entregas de almuerzos. 

Awilda Lara Feliciano sentada en el sofá de su casa. Por Ángeles R. Rodríguez Negrón.

La septuagenaria se mostró contenta y satisfecha al recibir el cálido saludo de Yiyi y el menú del pasado 30 de septiembre: arroz con pollo, habichuelas coloradas, vegetales mixtos y una ensalada de frutas. 

“A mí (este servicio) me ha venido de oro”, dijo la mujer vivaracha a Platea PR. “(Yiyi) me habló de los seminarios. Yo le dije ‘tú tienes que apuntarme en todo eso’. Mija, porque yo estoy aquí encerrada’, y nadie me saca a pasear ahora”, chistó. 

Al finalizar su conversación con este medio, Awilda se despidió de Yiyi y le confirmó su asistencia al taller. 

Algunas paradas después, los voluntarios y también cocineros se detuvieron en la casa de Marta Santana Medina para dejar dos almuerzos. 

Marta, también en su séptima década de vida, es muy delgada y se le notan los huesos de sus extremidades. Afortunadamente, las comidas le han alivianado la carga de cocinar y le han permitido ahorrar. Sin embargo, no puede asistir a actividades debido a sus responsabilidades como cuidadora de su esposo, enfermo de Alzheimer. 

Además, no puede estar parada por tiempos prolongados puesto que tiene una úlcera en su pierna izquierda, que se formó por no poder cuidar debidamente de un golpe. 

Como Awilda y Marta, existen cientos de adultos mayores que viven en soledad y con necesidades de alimentación y de cuidadores que velen por ellos. 

La Fundación Happy, como se le conoce en la isla, busca mitigar la soledad y la escasez entre los adultos mayores, ofreciendo apoyo esencial a quienes más lo necesitan.

La visión humanitaria de los Dadores Alegres

En 2016, Carlos Rodríguez y su esposa, Catherine Rachel Roberts, abrieron la tienda en línea The Happy Givers para financiar sus misiones de labor social en Etiopía, México y Puerto Rico. 

Tras el paso del huracán María, Rodríguez reunió recursos para alimentar a más de 600 personas diariamente y observó un patrón: “Encontramos viejitos solos y abandonados”, narró Rodríguez. 

Uno de los casos más impactantes para el servidor comunitario fue el caso de una familia en el barrio Sabana Hoyos en Vega Alta en el 2017. 

Doña María, de 95 años, y su hija Justina, de 50 años y que padece de discapacidades severas, vivían sin un baño en el hogar.

Rodríguez recordó: “(Estaba) CBS News en la casita de Doña María grabando, y el camarógrafo se separa encima de excremento humano, afuera (de la casita). Ahí fue que todo cambió”. 

Ese fue el momento en el que Rodríguez determinó que “La dignidad no es negociable”, el lema de la organización. 

Con esa misión en mente, la Fundación Happy busca brindar comida saludable, oportunidades de compra y socialización a los ancianos. Ofrece talleres sobre salud, eventos culturales, visitas a la finca comunal e invitaciones a la Cocina Social. En fin, “que la pasen bien”, sostiene el pastor con 18 años de experiencia.

Suministrada por la Fundación Happy.

Un organismo colectivo y solidario

Los adultos mayores son el corazón de la organización. 

Para el 1 de julio de 2023, la población de 65 años o más duplicó la de niños menores de 15, según el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico. Esto significa que los adultos mayores son la población más grande del país 

Desde su fundación, TheHappyGivers.com ha sido la principal fuente de ingresos de la entidad. Las ganancias de sus ventas sustentan las iniciativas comunitarias, ofreciendo camisetas, abrigos, gorras, tazas, stickers y bolsos con mensajes positivos.

Según Roberts, manejadora del negocio, “la gente sabe que cuando están pagando, no es para nuestros bolsillos”, sino que el dinero “va directamente” a quienes se pretende ayudar.

Suministrada por la Fundación Happy.

Con estos ingresos, han abierto la Cocina Social. Este es el comedor que alimenta a adultos mayores, como Awilda y Marta, unas tres veces gratuitamente. También, le proveen comida a los voluntarios y visitantes de la fundación.

“Hay que complementar la comida con el afecto y el cariño”, afirmó la chef Carmen Concepción, quien lidera el espacio con seis cocineros voluntarios.

El equipo trabaja desde las 7:00 de la mañana para preparar casi 300 platos. Al finalizar, preparan los alimentos para el día siguiente.

“Yo me siento muy orgullosa de poder llevar ese bocadito de comida” a los beneficiarios, sonrió Concepción. Este servicio es posible gracias a donaciones de comida de voluntarios y organizaciones, además de ingredientes frescos de la Finca Social.

“Nosotros queremos, y vamos a lograrlo pronto, que el 50/50 sea de lo nuestro y de lo que se dona”, aseguró Rodríguez sobre su meta de autosustentabilidad.

Otra parte del terreno se dedica a la compra y venta de gramas, lo que representa una segunda fuente de ingresos para la Fundación Happy.

El dinero generado también financia el Colmado Social, donde los adultos mayores pueden “hacer sus compras” de alimentos enlatados y artículos de higiene mediante cupones que otorga la fundación. La iniciativa permite a los adultos mayores decidir lo que necesitan en lugar de asumir sus necesidades.

Suministrada por la Fundación Happy.

“Este espacio se ha convertido en una colaboración entre la comunidad y nuestro espacio, para que ellos puedan venir con dignidad, a escoger lo que quieren y lo que necesitan”, afirmó el también autor de los libros “Drop The Stones” (2017) y “Simply Sonship” (2016).

Todo voluntario es bienvenido

Cristina Méndez llegó este año a la Fundación Happy luego de ver un video promocional en las redes sociales. 

La primera vez que Méndez participó como voluntaria trabajó, junto a una amiga, en la Cocina Social por unas tres horas cortando frutas para hacer casi 200 ensaladas de frutas. Luego de ver todas las iniciativas en la propiedad, se enamoró del proyecto y de la gente que lo mantenía vivo. 

Poco después, decidió unirse al personal permanente, compuesto por 16 empleados, como coordinadora de voluntarios. Mencionó que hay oportunidades de voluntariado en la Cocina Social y buscan conductores para la entrega de alimentos.

Grupos grandes de voluntarios locales o provenientes de diversas partes de los Estados Unidos pueden alojarse en Koko House, que alberga a unas 35 personas. 

La casa fue nombrada en reconocimiento al exbaloncestista Kyle Korver, quien la donó a la fundación por unos $220,000 en 2021.

Méndez, quien también maneja el alojamiento, mencionó que un colectivo debe comunicarse con la organización para conocer los periodos disponibles. Típicamente, los grupos aportan a proyectos de trabajo social más grandes como tareas en la finca, mano de obra para limpieza o reparaciones en casas de algunos ancianos, entre otros.  

También, Koko House sirve como hospedería para alquiler a corto plazo, siendo un tercer ingreso sustentable para invertir en la fundación.

Aquellos interesados en unirse al equipo de voluntarios o en conocer el proceso para recibir el servicio de entrega de almuerzos pueden acceder a lafundacionhappy.com o llamar al 939-343-2187.