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Cervecería caborrojeña desea llegar a cada rincón de Puerto Rico con sabores del patio

Persistencia es la palabra que caracteriza a las emprendedoras Eileen Ruiz Toro y Rhaiza Casiano Pabón, cofundadoras y dueñas de Pura Vida Brewery.

Esta empresa —que solo producía 10 galones de cerveza artesanal en 2018— es hoy una marca local reconocida, con una producción mensual de 620 galones

La cervecería frenó su producción en 2019, y tras sobrepasar retos, las caborrojeñas regresaron en 2023 a la industria de cerveza local.

En solo un año, han logrado distribuir su cerveza a casi 50 locales en el archipiélago. En entrevista con Platea, nos contaron de su trayectoria y las lecciones aprendidas en el camino.

Destilando una oportunidad nueva

Las jóvenes se conocieron en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, mientras estudiaban bachilleratos en Administración de Empresas. Ambas querían tener un negocio propio, y recién descubrían su amor a la cerveza artesanal.

Aún después de graduarse, compartir una fría de aquí era el pasatiempo de ambas.

La curiosidad les llevó a tomar una clase de cervezas caseras en 2013. Encantadas, compraron un equipo sencillo para elaborarla. Cada mes, se reunían para preparar y degustar sus creaciones.

Eileen Ruiz Toro y Rhaiza Casiano Pabón, cofundadoras y dueñas de Pura Vida Brewery. Suministrada.

Dos años después, aún con las ansias de emprender, ese pasatiempo se convirtió en la idea de negocio que Rhaiza le presentó a su amiga.

En 2015, eran menos comunes los lugares para degustar cerveza artesanal. Apenas comenzaban algunas de las productoras más notables en la isla, con solo 8 de este tipo. Hoy, ascienden a 23, según el portal especializado local Craft Beer Generation

Anhelando emprender desde Cabo Rojo, las jóvenes atrevieron insertarse en la floreciente industria, en la que eran pocas las mujeres, a pesar de que en siglos pasados las mujeres elaboraban el grueso de la cerveza consumida.

En sus redes, ambas han reconocido como pioneras a las dueñas y cerveceras de REBL Brewery en Utuado, y Dragon Stone Abbey en Rio Grande.

Las emprendedoras sabían manejar el lado administrativo del negocio—ambas contaban con un certificado en Empresarismo y bachilleratos en Empresas—, pero aún debían pulir el producto final que saldría al mercado. 

Desde entonces, tomaron la elaboración de manera más seria y metódica, según Ruiz Toro: “Teníamos que comenzar a educarnos realmente de lo que son los procesos de fermentación, de lo que son los procesos de elaboración […], que tiene mucha ciencia detrás, mucho conocimiento biológico”. 

Mientras conseguían el financiamiento del negocio, desarrollaron las recetas que hoy miles degustan en la isla.

Retos Iniciales

A través de la Ley de Jóvenes Empresarios (Ley 135), recibieron unas exenciones contributivas para aliviar algunos costos, y lograron asegurar el financiamiento por un préstamo del Banco de Desarrollo Económico, sumado a sus ahorros. 

Este proceso de preparación inicial duró tres años. En verano del 2018, comenzaron a recibir los fondos, y encargaron la creación de las máquinas de elaboración. 

Sin embargo, le sacaron poco provecho a las exenciones porque solo beneficiaban gastos incurridos una vez operara el local. Las máquinas que encargaron no estarían listas hasta 2019.

“El proceso burocrático es bastante rígido. Cuando nosotros comenzamos, la información no estaba muy accesible. Pasamos de oficina en oficina a orientarnos. Aquí, la estructura está hecha para que prácticamente tu negocio esté listo para abrir antes de tener ese financiamiento”, detalló Casiano Pabón. 

En ese sentido, las jóvenes intentaron retrasar los términos de los incentivos, pero fue infructuoso.

Cuando finalmente lanzaron al mercado, se habían agotado los incentivos, y pagaron  todas las patentes, impuestos y contribuciones sobre ingresos aplicables a su negocio. 

Probando las aguas

En lo que esperaban las máquinas, decidieron registrar un equipo piloto que habían comprado para hacer muestras de sus recetas, e hicieron un soft launch de Pura Vida en 2018. 

Era una operación a menor escala, en la que solo producían 10 galones al mes —o dos barriles— y se vendían a un local distinto cada mes.

Suministrada.

Comenzaron con su cerveza insignia, la Hyggelig Amber Ale, una bebida maltosa y balanceada, elaborada con miel puertorriqueña de Apiarios Caraballo en Yauco, que resalta notas de caramelo y frutos secos. 

Su primer lanzamiento en Aguadilla fue todo un éxito: “Cuando hicimos el evento a través de Facebook, y vimos que sobre 700, 800 personas le dieron going [“asistiré”] al evento, yo estaba bien asustada y no sabía qué esperar. En efecto, fue así: la cerveza se acabó en 20, 30 minutos ese día, y así consecutivamente en las otras paradas que hicimos”, relató Casiano Pabón.

Así, dieron a conocer su marca, y ganaron la atención de aficionados a la cerveza. Aquella recepción les mostró que tenían un producto de calidad. 

Listas para expandir —y ya con el equipo de mayor capacidad en mano— , paralizaron la producción en 2019 para instalarlo, perfeccionar la elaboración, y habilitar el local en Cabo Rojo. 

Atravesando lo inesperado

Al paso de unos meses, Pura Vida Brewery estaba listo para retomar la producción y abrir sus puertas al público, pero entonces comenzaron los retos más pesados.  

En enero de 2020, una serie de temblores sacudió el sur y suroeste de la isla. La economía y bienestar de los ciudadanos en la región se vio afectada, y a solo dos meses después, comenzó la pandemia del COVID-19. 

El distanciamiento y la falta de recursos hizo poco atractivo reabrir. 

Cuando el pico de la pandemia bajó, la cervecería retomó la producción. En verano del 2022, comenzaron a fermentar su primera cerveza, con miras a comenzar a distribuirla. 

En septiembre, el paso del huracán Fiona inundó su local, dañó la mitad de su materia prima, y les dejó sin energía eléctrica por un mes. 

Tras meses de reconstruir, reponer la materia, y planificar sus próximas bebidas, abrieron sus puertas de nuevo en marzo del año pasado. Desde entonces, han aplicado estos aprendizajes para permanecer sólidas en la industria cervecera local.

Un tap room y el futuro

Originalmente, Pura Vida Brewery solo sería una fábrica que distribuiría cerveza en la isla. A raíz de la pandemia, descubrieron que, para los aficionados, la experiencia de visitar el local donde se produce la cerveza es tan valiosa como tomarla. 

Así que decidieron abrir una sección de tap room en el local, que recibe clientes cada sábado, de 11 a.m. a 6 p.m. 

Aquí, pueden sentarse relajados a degustar todas las cervezas en producción, aunque la cervecería ya distribuye sus bebidas en casi 50 locales distintos en la isla.

Lista de barras y restaurantes donde puedes probar las cervezas de Pura Vida Brewery. 

Para facilitar la venta directa aún más, adquirieron una máquina que enlata sus cervezas, en envases de 12 y 16 onzas, para llevarlas a donde sea. 

Entre sus metas futuras, les gustaría vender una línea de cervezas enlatadas que alcance gasolineras, supermercados y locales que no sirven cervezas de barril.  

A largo plazo, sí nos gustaría continuar agrandando la cervecería, y quién sabe si hasta abrir otro tap room en otra parte de la isla”, explicó Ruiz Toro. 

Por otro lado, ambas quieren preservar lo que distingue su cerveza en el mercado: la integración de ingredientes y agricultores locales en la cadena de producción.

A su vez, quieren atar estas colaboraciones a causas sociales que puedan generar un impacto social. Algunas de ellas han sido: 

  • ANCESTRAS Piquete Pale Ale: una clásica American Pale Ale, balanceada y refrescante, con sabores y aromas a piña, pera, mandarina y frutos tropicales. Lanzada en colaboración con Boxlab Brewing Co., en homenaje a las mujeres y sus luchas por la equidad.  
  • POTPOURRI British Golden Ale: Es una cerveza de temporada, refrescante, de cuerpo liviano. Hecha con romero cultivado por Terra Libre Farms, y flores de jamaica de Finca ilán ilán
  • MORIVIVÍ: lanzada en su aniversario, simboliza las enseñanzas vividas en su trayectoria. Una cerveza con suaves notas a pan y trigo, con un toque de piña, frutos verdes, flores y pino, elaborada con 3 variedades de albahaca, una  de ellas cultivada por Terra Libre Farms

Por igual, sueñan con que sus cervezas puedan comprarse en todos los rincones de la isla, y continuarán innovando sabores nuevos a través de las colaboraciones. 

De hecho, participan del Sabro-Citra Challenge, un reto en que 7 cervecerías locales elaboran su propia versión de una cerveza usando como base los lúpulos Sabro y Citra. 

La última parada del recorrido será el 29 de junio en el local de Pura Vida Brewery, en Cabo Rojo. El evento contará con música, barbacoa, y su propia versión de la cerveza Sabro-Citra, que según cuentan, es liviana, bien equilibrada, y resalta ligeras notas a biscuit, masa de pan, mandarina y otros frutos cítricos.