Colectivo Moriviví celebra 10 años de muralismo con gran exhibición este jueves
Cada año, el arte del muralismo es más celebrado en la cultura puertorriqueña. Ya sea porque acerca la gente al arte en las calles, honran símbolos culturales o cargan mensajes políticos, se han integrado como parte indiscutible de la cultura local.
En este renacimiento del muralismo es que nace Colectivo Moriviví, un grupo de mujeres artistas que practica el muralismo comunitario y el arte público, que celebrará sus 10 años de fundación el próximo jueves, 30 de noviembre en :Pública|Espacio Cultural.
La exhibición, titulada “Moriviví: Una década de muralismo, artivismo y comunidad”, recogerá los procesos, el aprendizaje y la memoria que el colectivo ha construido a través del muralismo, el artivismo y la creación de espacios comunitarios.
El comienzo de Moriviví y «Paz para la Mujer»
Moriviví —encabezado por las artistas Chachi González y Raysa Rodríguez— comenzó el 7 de abril del 2013 como un proyecto que crearon durante sus días como estudiantes en la Escuela Central de Artes Visuales.
La resistencia contra problemas sociales en el archipiélago puertorriqueño es un tema común en los murales de Moriviví. En parte, representa su artivismo: el uso de expresiones artísticas para concienciar sobre problemáticas y organizar personas para lograr cambios sociales.
Tal fue el caso de su mural «Paz para la Mujer«, que fue pintado en la avenida Fernández Juncos en enero de 2015, a fin de conmemorar el Día de la Erradicación de la Violencia contra la Mujer. El mural, que originalmente mostraba cómo se transformaba una mujer desnuda —liberada del peso de la violencia, conectada con la naturaleza—, fue intervenido con la intención de cubrir la desnudez.
El suceso generó protestas por grupos feministas que entendieron aquello como un acto de censura, y desde entonces, Moriviví ha restaurado el mural en dos ocasiones para reflejar el impacto social de su obra y destacar otros sucesos en la historia reciente, como la denuncia de la tasa preocupante de feminicidios en Puerto Rico.
Así, el colectivo mantendrá firme su artivismo, rechazando que los murales sean meramente de valor estético: “La idea de llegar para embellecer apenas es bien naive y puede hacer mucho daño”, contó González a El País a comienzos de este año.
En entrevista con Platea, ambas coincidieron en que el muralismo comunitario no es algo nuevo en Puerto Rico, y que ya existían maestros de este género artístico. Según Diálogo UPR, el muralismo puertorriqueño comenzó en 1939, con una influencia fuerte del muralismo mexicano y sus temas respectivos.
Sin embargo, según las artistas, una pausa generacional causó que muchos muralistas potenciales crecieran sin los referentes del pasado. Por eso, el colectivo ha creado espacios y talleres para el beneficio de las próximas generaciones de muralistas comunitarios.
Con su exhibición, buscan cerrar la brecha que existe entre los museos y galerías y los diferentes estratos sociales que podrían sentirse excluidos de estos espacios.
Tendrán muestras de su arte a la venta
Para quienes quieran adquirir un print de su mural “La historia se cuenta de la gente que ama la tierra” —que fue exhibido en el festival Color Caribe—, tendrán las últimas muestras físicas a la venta durante la inauguración, que empieza a las 7:00 p.m.
Este mural también contiene un mensaje político. Según el texto del mural que compartieron en línea, representa la vulnerabilidad a la que se exponen las comunidades y el ecosistema a raíz de la planificación de las ciudades y el manejo de recursos naturales que no los considera.