14 cosas que debes hacer si vives en Puerto Rico
No es raro que los boricuas hagamos alarde de que estamos bien rankiaos, pero es que entre nuestras playas, bosques, pueblos, cultura o comida, Puerto Rico no tiene nada que envidiarle a otros pueblos del mundo.
Para que el orgullo boricua te infle mas el pecho, te compartimos un listado de 14 cosas autóctonas que debes hacer si vives aquí, en la Perla del Caribe.
El interior montañoso de la isla provee vistas magníficas hacia las aguas del mar Caribe y océano Atlántico que por siglos han enamorado a los puertorriqueños.
A sobre 2,600 pies de altura, el Pico Rodadero provee un panorama de la costa sur que lo ha convertido en uno de los atractivos de senderismo más visitados del municipio de Yauco.
Puedes llegar a su punto más alto tras una caminata de alrededor de 30 a 35 minutos, en la que se recomienda buen estado físico y zapatos con tracción debido al fango y las cuestas empinadas.
Te recomendamos: Si buscas escalar una montaña pero andas en familia, puedes visitar lugares como el Monte del Estado, en Maricao, y el Cerro Punta, en Jayuya. Ambos cerros poseen acceso pavimentado; en el caso de Maricao, también posee un centro vacacional donde te podrás quedar un fin de semana largo, por ejemplo.
La ruta costera de Piñones regularmente se abarrota en fines de semana por familias en búsqueda de un pasadía con sol y arena.
Igualmente, podrás ver mucha actividad en los tantos negocios de frituras y mariscos que bordean la carretera PR-187 al margen del Paseo de Piñones, donde podrás gozar de empanadillas, alcapurrias, rellenos de papa, vasitos de pulpo y bacalaítos del tamaño de tu cabeza, por no nombrar el resto de sus menús.
Te recomendamos: Para comer frituras en Piñones, sugerimos que te dejes llevar por lo que le llame la atención a tu estómago. Entre los lugares a visitar, se encuentran los restaurantes El Cabo, El Imán, Rancho Alegre y Carmín, por mencionar solo algunos.
Cada lunes en la barra El Boricua, en Río Piedras, pleneros de San Juan y pueblos limítrofes se reúnen para deleitar al público con soberano bembé de sonidos y cánticos.
Los Lunes de Plena son, a este punto, una institución de la cultura plenera del área metropolitana, y son un buen festín del que puedes gozar con amigos y cerveza en mano cada vez que desees reconectar con las raíces culturales de nuestra puertorriqueñidad.
Te recomendamos: Plena no es lo único que se escucha en El Boricua. Mantente pendiente de sus páginas de redes sociales para que te enteres de sus presentaciones de salsa y bomba cada semana.
Cuando de disfrutar se trata, pocos lugares prometen una experiencia tal como el complejo de cascadas Gozalandia en San Sebastián.
Luego de caminar unos minutos bosque adentro, te encontrarás con su salto principal de más de 50 pies de altura, uno de tres que forman parte de la atracción turística.
Allí, podrás mecerte sobre una piscina cristalina antes de zambullirte en las frígidas aguas del Río Guatemala. ¡Salta al oeste a conocer este tesoro natural!
Te recomendamos: Verifica cuidadosamente las condiciones del tiempo antes de tu visita, ya que un aguacero corriente arriba puede resultar en un condiciones peligrosas cuando estés en el agua.
En días de calor extremo, un pequeño ejército de lanchas y balsas se moviliza hacia las aguas tornasol del Cayo Caracoles, en Lajas, para sumergirse entre los mangles y compartir en familia entre música, cervezas y meriendas.
Varios muelles en la costa proveen transporte a los cayos de La Parguera por un costo razonable, y cuando vuelvas podrás cenar en marisquerías como Puerto Parguera y El Karacol.
Te recomendamos: Los cayos de La Parguera son solo algunas de las muchas islitas que bordean el sur y este de la isla grande. Otras opciones para visitar son los cayos de Jobos en Salinas, como el cayo Isla Perdía, o el cayo Icacos, en Fajardo.
Desde 1968, la Heladería de Lares ha cautivado a visitantes de todas partes de la isla por sus sabores pintorescos, desde los tradicionales chocolate y vainilla hasta los mantecados extravagantes de arroz y habichuelas y aguacate.
Asimismo, un sinnúmero de heladerías de pueblo se encuentran en una gran parte de los municipios de la isla, y sus ofertas naturales y económicas a base de frutas han refrescado a los puertorriqueños por décadas.
Te recomendamos: Las heladerías típicas son una piedra angular de la cultura gastronómica de Puerto Rico, desde los locales por inmigrantes chinos en el oeste y sur como Rex Cream en Mayagüez y King’s Cream en Ponce, hasta espacios como la Heladería Georgetti, en Río Piedras.
Sin panaderías, no hay Puerto Rico. Ya sea por su pan de agua, pan sobao, mallorcas o brazos gitanos, el legado europeo en Puerto Rico nos ha dotado de una cultura panificadora única en todo el territorio estadounidense.
No hay esquina de la isla en donde no puedas comprar una libra de pan o desayunarte un sándwich con un café, y una de las panaderías más reconocidas en el área metropolitana es Lemy, que además de sus singulares bollos de pan también posee una amplia repostería y cafetería para almuerzo.
Te recomendamos: Si estás de ruta por la isla, visita además lugares como la panadería La Borinqueña, en Caguas, la Panadería San Agustín, en Ponce, Ricomini Bakery, en Mayagüez, y Carrousel Bakery, en Arecibo.
Adéntrate en una aventura a oscuras cuando visites la Cueva del Viento en el Bosque Estatal de Guajataca. La caverna es la más grande de este bosque e invita a sumergirse entre sus estalagmitas, estalactitas y pequeños animales, como nuestros reconocidos murciélagos.
Para visitar la cueva, deberás pedir un mapa en la entrada del bosque y caminar alrededor de una hora por senderos delimitados hasta encontrarla. La caminata es un poco larga, pero recorrer esta impresionante estructura que se ha formado durante miles de años no tiene precio.
Te recomendamos: Carga con una linterna y repelente de insectos, así como con mucha agua y meriendas, ya que la humedad puede ser sofocante en horas pico del sol.
El café puertorriqueño es el orgullo de los agricultores boricuas, y aunque al día de hoy no se produzca tan extensamente como en la antigüedad, los cultivos artesanales –especialmente en la montaña– todavía se encuentran por un tubo y siete llaves.
En la Hacienda Muñoz de San Lorenzo, por ejemplo, además de comer en su restaurante, tendrás la oportunidad de recibir un recorrido detallado de sus operaciones donde aprenderás de la historia del café en la isla, explorarás la maquinaria que se utiliza para procesarlo y probarás un poco de lo que ofrecen al público.
Te recomendamos: Cada recorrido dura alrededor de 1 hora y 15 minutos a pie, y se sugiere que llegues 15 a 20 minutos previo a que comience. Su costo es $20 por adulto y $10 por niño, y podrás encontrar sus horarios en el portal de la hacienda.
Descubre cómo preparar el mojito perfecto en una clase que cubre la historia de los cócteles, sus trucos y técnicas para que seas el camarero más solicitado de tus fiestas.
En esta clase dirigida por la destilería Bacardí conocerás también sobre la familia que le dio su nombre y cómo forman el ron blanco tan característico de la coctelería de Puerto Rico y el Caribe. Esta es una experiencia que te conectará de lleno con la historia del ron puertorriqueño.
Te recomendamos: Date el guille de que eres un máster mixologist. No te vayas sin llevarte tu botella de Casa Bacardi Special Reserve.
El barrio Guavate de Cayey ha adquirido fama como la “carretera del lechón” por la decena de chinchorros que rodean la carretera PR-184 en su subida hacia el Bosque Estatal de Carite.
Uno de los más famosos es la Lechonera El Rancho Original, donde podrás devorarte un plato de comida auténtica de campo, ya sea su arroz con gandules y pasteles o su cuerito de lechón bien crujiente.
Te recomendamos: Guavate, sin embargo, no es la única ruta de chinchorreo que puedes disfrutar. Aquí reseñamos algunos de los locales que deberías visitar la próxima vez que te montes en guagua con tu combo.
El Pueblo de los Bellos Atardeceres, como indica su nombre, es el lugar idóneo para presenciar algunas de las mejores puestas del sol que se pueden ver en Puerto Rico. En el Faro de Punta Higueras, ubicado cercano a la playa Domes, también tendrás una vista de la isla Desecheo.
Entre los meses de diciembre a marzo, además, quizás podrás avistar la migración de las ballenas jorobadas, que cursan por nuestras aguas en búsqueda de temperaturas más cálidas.
Te recomendamos: El paseo comunitario Tres Palmas, que se ubica al márgen de la antigua ruta del tren, conecta las playas Black Eagle, Tres Palmas, María y Domes con un sendero por el que podrás caminar pasivamente o hacer ejercicio en horas menos calurosas.
Comer una tripleta luego de un jangueo
No hay nada como continuar la fiesta y saborear una rica tripleta después de un jangueo con los panas. Se podría considerar como toda una tradición por sí sola, y existen varios lugares que puedes visitar after hours.
Te recomendamos: Para que mates el hambre, podrías optar por lugares como Tripletas Mi Sueño, en San Juan, Tripletas On The Go, en Guaynabo, y La Tripleta Nocturna, en Bayamón.
Gritar “capicú” en un juego de dominó
Jugar dominó casi siempre evoca la imagen de la familia congregada en la mesa, con la adrenalina que conlleva competir con los tuyos hasta dar con la victoria. Pero nada se compara con el momento en que alguien coloca una ficha en cualquiera de los extremos y grita “¡capicú!”, ganando en el proceso.
Te recomendamos: ¿Sabías que existe una Federación de Dominó de Puerto Rico? Es reconocida como una organización oficial deportiva desde 1965, dirigida para adultos, niños y jóvenes en y fuera del país. Conoce más de ella aquí.
¡De aquí como el coquí!
Vivimos rodeados de aventuras, nuevas experiencias y lugares por explorar, todas tan nuestras y necesarias de intentar. Si aún no has realizado algunas de las actividades en esta lista, te invitamos a que las intentes y nos hagas parte de tu travesía usando #PlateaPR en Facebook o Instagram. ¡Conozcamos a Puerto Rico juntos!