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De caña a cultura popular: La pava nunca se quita
Bienvenidos a Primera Persona, un nuevo rincón de Platea donde exploraremos reflexiones profundamente conectadas con Puerto Rico, esas que te hacen sentir un cosquilleo del bueno en el corazón.
Un sombrero de paja que pasó de las fincas a los foros de poder, y ahora regresa al pueblo como símbolo de resistencia cultural.
La imagen: una figura imponente, con camisa tipo campesino blanca, machete en mano; por el lado, unos plátanos y en la cabeza un sombrero de paja de ala ancha–una corona rural.
No es Bad Bunny en la portada de su más reciente disco, DTMF.
Es Luis Paret y Alcazar, artista español de la élite quien fue desterrado por el rey Carlos III a Puerto Rico en el 1774 –dicen las malas lenguas– por promiscuo. Durante este destierro pintó El Jíbaro, un autorretrato disfrazado de campesino en una obra que aseguró su regreso a España.
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No sería la última vez que la pava se utilizaría como símbolo de poder y autenticidad cultural.
Dos siglos después, en The Tonight Show, Bad Bunny reinterpreta este emblema—no como una imposición, sino como una invitación al pueblo a redefinir colectivamente su significado.
El cuento de las dos pavas: La funcional y la performativa
“La pava es el sombrero de los trabajadores y siempre ha tenido una utilidad, pero también ha sido un símbolo“, explica la diseñadora profesora y consultora en moda y circularidad para Auralís Studio, quien en el 2011 incorporó el simbolismo de la pava en su primer show de moda presentado en New York Fashion Week
Esta pava, cuenta Nasheli Juliana Ortiz González, profesora, diseñadora, y trabajadora cultural, “se remonta al periodo colonial español, cuando los jíbaros, trabajadores rurales de la isla, la utilizaban como protección contra el sol en las faenas del campo”.
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En cambio, la pava performativa ha sido usada desde finales del siglo 19 por la élite como disfraz para apelar a las masas mientras mantenían su jerarquía en un tipo de “enmascaramiento jíbaro”.
El historiador Harry Franqui, profesor de Bloomfield College en Montclair State University, traza los orígenes de este fenómeno: “Empieza con la invasión inglesa que derrotan a las fuerzas regulares españolas y los españoles nacidos en la isla, los criollos quienes siguen peleando son las milicias puertorriqueñas. ¿Y quiénes son los milicianos puertorriqueños? Estos jíbaros mezclados, quienes se les consideraba ‘nada’”.
Los criollos, españoles nacidos en la isla, usaron la pava para consolidar su poder mientras mantenían su jerarquía sobre el trabajador. Con la llegada de los norteamericanos, los miembros de la élite transforman el simbolismo de la pava nuevamente, representando a un nuevo puertorriqueño modernizado, americanizado pero arraigado al país.
Luis Muñoz Marín, el fundador del Partido Popular Democrático, fue quien mejor entendió cómo vender esa narrativa que le permitía defender la identidad puertorriqueña mientras avanzaba su proyecto político.
El branding de la pava
La pava que conocemos hoy surge durante este período como ejercicio de branding del PPD.
“De principios del siglo 20 hasta los 60, las fotos del verdadero jíbaro… no muestran la pava que vemos hoy. Es una construcción”, asegura la historiadora y archivista Heidi J. Dilan.
Como parte del branding, el PPD ordenó sombreros guajiros a Cuba, hechos con palma de yarey, para repartir. Este sombrero reemplazó la pava autóctona que era más recogida y pequeña, hecha con hojas secas de la palma de cogollo.
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
Con el paso del tiempo, el proyecto modernizador del PPD enfrentaba crecientes desafíos. La modernización no trajo la prosperidad prometida, la economía sufría a nivel local y global, y el Partido Nuevo Progresista apelaba con nuevas promesas.
Con eso, la pava, explica Ortiz González, “fue relegada al terreno del folclore, asociada con personajes cómicos o con una imagen idealizada”. Tanto así que por un tiempo se eliminó la pava como símbolo de turismo de la isla.
“Yo iba a la Plaza del Mercado con mi papá desde pequeño,” recuerda Franqui, “Y la gente de los puestos, jíbaros que vivían en la ciudad pero vendían los cultivos de su familia, decían: ‘¿Quién se pone una pava hoy?’”
La pava, ahora símbolo de nostalgia, encontró casa en shows de televisión. Esta fue la época dorada de personajes como Don Cholito (José Miguel Agrelot) y Tavin Pumarejo (Octavio Ramos Pumarejo).
En sus programas de comedia y variedades, usaban el personaje mismo del jíbaro, música, skits y entrevistas para hacer comentario social y político. La pava suavizaba el filo de la crítica.
Pava power: El Show de las 12 2.0
Cuando Bad Bunny, Benito de Vega Baja, se puso la pava para The Tonight Show, convirtió el show de Jimmy Fallon en el Show de las 12, dándole un foro global y transformando el chiste en una declaración.
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“Cuando Bad Bunny usa la pava, lo hace con intención. No la usa en un contexto campesino, sino en escenarios globales de alta moda…transformándola en un objeto de poder”, comparte Ortiz González.
“La pava ya no es solo un sombrero de trabajo; ahora es un emblema de control sobre la propia identidad cultural,” concluye.
El jíbaro con su pava ya no es chiste. Es el que crea y cuenta el chiste.
Para ser claros, Bad Bunny no es el primer artista en intentar lograr esto. Ambas Herrero Lugo y Ortiz González utilizaron representaciones del jíbaro al presentar colecciones de moda en Nueva York y Paris.
Pero como concede Herrero Lugo, “no es lo mismo que yo diseñara sombreros de Cupey y hablara de que yo quería rescatar y reapropiar la pava como un símbolo cultural que Bad Bunny se ponga una pava. El capital social de Bad Bunny mueve. Esas imágenes tienen muchísimo poder y es muy a propósito”.
Y ese propósito es más que una declaración de poder, es una invitación al pueblo. “Hoy, vemos el uso de la pava en un contexto de empoderamiento…como un símbolo de orgullo y no de burla. Esto sugiere un cambio en la manera en que los puertorriqueños ven su propia identidad: menos desde la nostalgia o la idealización y más desde la afirmación y la reinvención”, explica Ortiz González.
La invitación queda hecha a una nueva generación a redefinir y repensar la pava como un símbolo de un nuevo momento.
Como dice Herrero Lugo, “Hay quien se pone la pava porque tiene un significado más profundo y hay quien se la pone solamente porque se la puso Bad Bunny, pero inclusive esa persona o ese consumidor o ese fan va a tener que cuestionarse, va a investigar, hay cosas que tocan, hay semillas que se siembran”.