De colegios cerrados al voto por correo: así ha cambiado el modo de votar en Puerto Rico
El sistema electoral sigue evolucionando en un esfuerzo por responder a las necesidades de la sociedad puertorriqueña.
La historia electoral de Puerto Rico está marcada por hitos que han transformado el ejercicio del voto, desde la elección directa de gobernadores hasta la inclusión de los confinados en el proceso electoral. A medida que el país avanza hacia una modernización tecnológica, surgen nuevos desafíos y oportunidades que continúan moldeando la participación ciudadana.
No hace más de cien años, siendo colonia, los puertorriqueños pudieron elegir, por primera vez en su historia, a quien dirigiría las riendas del archipiélago luego de que el Congreso de Estados Unidos así lo aprobara en 1947. En 1948, Luis Muñoz Marín fue electo gobernador de Puerto Rico y, de paso, se consolidó la estructura del Partido Popular Democrático (PPD), quienes gobernaron al país por cuatro términos consecutivos.
Inicialmente, las votaciones se llevaban a cabo en los que se conocían como los colegios cerrados. El profesor de humanidades y maestro de historia Iván Ruiz Cordero explicó que esta forma de votación era de 8:00 a.m. a 3:00 p.m., y los electores hábiles permanecían dentro del colegio hasta que culminara la votación.
“Imagínate, mediados del siglo XX. No había registro electoral, por lo tanto no había forma de corroborar si alguien había votado más de una vez, así que todos permanecían adentro hasta que acabara”, dijo Ruiz Cordero.
No fue hasta el 1977, bajo la administración de Carlos Romero Barceló, del Partido Nuevo Progresista (PNP), que se estableció la Comisión Estatal de Elecciones con una Nueva Ley Electoral que generó cambios sustanciales, incluyendo la paralización de los colegios cerrados. Esta cambio no se salvó de controversias, pues mientras el partido en poder argumentaba que se trataba de ampliar las posibilidades del derecho al voto, sus opositores denunciaban que los colegios abiertos facilitarían el fraude electoral.
Tres años antes del cambio, el popular Rafael Hernández Colón argumentaba en un mensaje de Estado que la “mejor identificación de un elector no es ni una tarjeta, ni un retrato, ni una firma, sino la propia persona, presente en carne y hueso en el colegio electoral, de frente a sus vecinos y amigos, listo a cumplir en las urnas con el mandato de su conciencia”.
Esa segunda mitad del siglo XX presentó otros progresos en la historia electoral de Puerto Rico. Por ejemplo, en 1970, se introdujo el voto ausente. Con un número creciente de personas que se desplazaban fuera de la Isla por razones educativas, laborales o militares, se buscaron nuevo métodos para fomentar la participación en los procesos electorales. Pero no todo fue color de rosa.
El profesor Ruiz Cordero expuso que “el voto ausente se trae para garantizar el derecho al voto que todo ciudadano estadounidense residente de Puerto Rico tiene. Pero eso trajo controversia porque la gente no sabía cuándo le iban a llegar las papeletas ni cómo iba a correr el proceso, y hubo ciertos miedos como los que hay hoy con el voto adelantado”.
En 1980 se estableció el derecho al voto de los confinados. “En aquel entonces, la decisión de permitir el voto a los confinados reflejaba un compromiso con los principios democráticos”, mencionó el profesor. Los confinados preservan el derecho a votar; el proceso en las cárceles se llevó a cabo el pasado domingo, 3 de noviembre.
A partir de esa década no hubo cambios significativos en el sistema electoral, hasta el 2016 con la introducción de nuevas tecnologías en el proceso. Hace dos elecciones atrás, Puerto Rico adoptó el uso de escáneres electrónicos para el conteo de votos, conocidos como máquinas de escrutinio. “Yo recuerdo cuando los votos se contaban a tali, uno estaba hasta las tantas. Esta herramienta es un cambio buenísimo. Desde las elecciones del 16, a partir de las 6:00 p.m., uno por lo menos [tiene idea de] quién va ganando la gobernación”, afirmó Ruiz Cordero.
Bajo dicho propósito de modernización, de cara a las elecciones de este martes, también se desarrolló el Registro Electrónico de Electores (eRE), que permite que los votantes realicen las funciones básicas de una Junta de Inscripción Permanente desde la comodidad de su hogar, por medio de cualquier dispositivo electrónico.
Un cambio reciente que no puede pasar desapercibido es la implementación del voto por correo. Esta modalidad ha sido uno de los enfoques en la contienda electoral desde su introducción.
“En medio de la pandemia del COVID-19, el electorado tuvo retos de accesibilidad; este voto pretendía facilitar y atemperarse a los tiempos”, argumentó Ruiz Cordero. En estas elecciones, la CEE recibió poco más de 224,295 mil solicitudes de voto adelantado, 6,872 menos que en el 2020, de las cuales predomina la modalidad por correo. A partir del 5 de noviembre se evaluarán los efectos que provocó esta modalidad.