Amor al grano: Friend’s Café expande su modelo de franquicias en Puerto Rico
El café es parte indiscutible de la cultura puertorriqueña. Su consumo se ve claro en el boom de coffee shops en la década del 2010 y en el éxito del Coffee & Chocolate Expo, evento que ha reunido y celebrado la industria del café local por 14 años.
Según un estudio de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, los coffee shops locales aportan un valor aproximado de $17,879,400 al año a la industria cafetera.
Incontables emprendedores ingresan al mercado cada año, pero otros han creado conceptos que van expandiendo a toda la isla.
Así sucedió con Friend’s Café, una cadena local con 8 tiendas en el oeste y que pronto se expandirá hacia otras regiones de la isla mediante un modelo de franquicias.
Su grano de café único y bebidas de temporada han ganado el patrocinio de miles, pero la innovación siempre ha sido el corazón de esta empresa puertorriqueña.
“Todo fue en constante evolución […]. Tienes que siempre estar pendiente de lo que son las tendencias, y tienes que ir innovando”, explicó Wilmer Ramírez, dueño y cofundador de Friend’s Café, en entrevista con Platea.
El concepto del coffee shop en Cabo Rojo
La bombilla prendió en 2006, cuando él y su esposa Evelyn celebraron su luna de miel en Hawái. Ahí, visitaron un coffee shop, y la experiencia les hizo notar una oportunidad: hacía falta algo así en el oeste de Puerto Rico, donde las tiendas de café gourmet eran escasas.
Empeñados en ser los primeros, Wilem y Evelyn dedicaban una hora al negocio, a la vez que permanecían en sus empleos en el Municipio de Cabo Rojo.
En 2007, presentaron un plan refinado, y un banco les aprobó el préstamo que financió su primera tienda en la Cuna de Betances. Con ese paso decisivo, dejaron sus empleos para enfocarse en el negocio.
“No había nada. En Cabo Rojo, nosotros fuimos los primeros que abrimos un sitio con aire acondicionado, con muebles […]. Lo hicimos para inclinarlo a la visión de Friends, la serie americana”, fue cómo Ramírez describió el concepto de aquella primera tienda, que apelaba a adultos jóvenes y era un espacio de encuentro para amistades y familias.
Aunque la acogida fue positiva, hubo retos. Ese primer año, les tocó crear una base de clientes que valoraba el café gourmet y pagaría los $2 que podía costar una bebida, en aquel momento.
“Yo iba a educar para que supieran que sí, era un café especial, que para llegar a esa taza, tenía que pasar por una cadena […], un trabajo completamente diferente a lo que era el café de góndola del supermercado”, explicó.
El éxito en Mayagüez y el pulso estudiantil
Observar con detenimiento llevó Ramírez a abrir su segunda tienda en la Plaza Colón de Mayagüez. Un letrero de subasta fue todo lo que tomó. Al ver el kiosco vacío, recordó cuán cercano estaba el Colegio de Mayagüez, y una vez más los adultos jóvenes probaron ser algunos de los clientes más importantes para la cadena.
Aunque otros proponían abrir un café ahí, el éxito de un año y medio en Cabo Rojo sirvió como carta de presentación para ganar la subasta contra 23 otros emprendedores. Aún conociendo el reto de la criminalidad en el casco urbano para el 2008, apostó por el concepto.
El emprendedor relató que realizaron un soft opening, sin anunciar, como modo de práctica. Ese mismo domingo, vendieron todo el inventario de la semana.
Con esta exitosa apertura, el kiosco se convirtió en el punto predilecto para compartir un café o llevarse las bebidas que avivarían una noche de estudio.
A la vez, enfrentaban otro reto: el acceso a la tienda en Cabo Rojo se obstruyó por remodelaciones cercanas. Con las ventas en declive, cerraron el espacio donde todo comenzó, pero con el éxito del kiosco —que llegó a sostener los gastos de ambos locales— persistieron.
Eventualmente, la cadena estableció locales en La Parguera, Lajas, y en la Plaza de Rincón, pero más allá de tener un negocio sustentable, los dueños siempre apuestan a crecer mediante la innovación, aprovechando oportunidades que ni habían imaginado.
Creciendo el grano
Friend’s sirve un café de un grano arábico cultivado en Puerto Rico, elaborado para uso exclusivo de la cadena. Hoy, Gustos Coffee Co. les cultiva este tueste mediano, oscuro y chocolatoso seleccionado por los dueños.
Para Ramirez, era clave seleccionar un tueste “agradable para todo tipo de paladar”.
“El tueste del café es una de las cosas más importantes para hacer el café agradable al sabor, o hacerlo un poco más amargo, o que se sienta más quemado”, abundó.
Aunque antes elaboraban su grano con otro suplidor, el éxito trajo consigo una mayor demanda de materiales. Proveer un menú consistente requería mantener cada tienda suplida.
Para lograrlo, abrieron un almacén que supliría a las franquicias cercanas, mientras ocurría el boom de los coffee shops en el oeste. Estos shops también necesitaban materiales, y la conveniencia del almacén los atrajo a intentar conseguirlos ahí.
No fue hasta enfrentar otro reto que finalmente lo convirtieron en un eslabón esencial de la compañía: Millennials Factory.
“Para [el huracán] María, perdí todo lo que tenía en ese almacén, y entonces eso fue lo que me empujó a decir, ‘voy a volver a comprar mercancía de nuevo’, pero lo voy a poner bajo un techo, le voy a sacar una patente, y se lo voy a vender a todo el mundo, para hacerlo una estructura de negocio”, relató Ramírez sobre el espacio que remodeló en tienda, con un coffee bar y almacén suplido de todo material que necesitaría un barista.
Muchos de los coffee shops en el área se suplen mayormente de aquí. Hoy, es la tienda de FC (Friends Café), LLC. que más ingresos genera, según Ramírez.
Colando la innovación
Aún con un almacén exitoso y 3 locales sólidos, el deseo de intentar algo nuevo persistía. Ante la creciente ola de amor por el café gourmet, ¿quiénes se quedaban fuera de la experiencia?
Quienes no podían sentarse a tomar el café, pero con gusto se lo llevarían en el carro.
“Podemos cubrir esa necesidad de que las personas se lleven un café bueno, hecho por un barista […], se lo pueden llevar en menos tiempo, no se tienen que bajar en el coffee shop”, señaló.
La apertura del primer servicarro de Friend’s coincidió con los temblores del 2020 y, dos meses después, con la pandemia del COVID-19.
Sin saberlo, estos dos eventos crearían un nicho para la cadena: por las órdenes ejecutivas de distanciamiento social, eran el único coffee shop local abierto en Mayagüez, y las ventas fueron masivas.
Tomando este primer servicarro como un caso de éxito, decidieron convertir el servicarro en un modelo de franquicia. Junto a All Around Franchise Consultants, crearon un protocolo para vender franquicias de Friend’s Café.
La primera franquicia bajo este modelo abrió el año pasado en Isabela. Cada franquicia tiene una inversión total estimada de $80 mil, según el sitio web de la cadena.
Ramírez explicó que recomienda un fondo adicional para cubrir gastos operacionales durante las primeras semanas de cada franquicia.
Sin embargo, confirmó que la franquicia isabelina no tuvo esta necesidad, y que con las ventas de las primeras semanas lograron cubrir todos los gastos, y han comenzado a ver su retorno de inversión.
Hoy, la cadena tiene 5 franquicias confirmadas bajo desarrollo: dos en Aguadilla, una en Juana Díaz, una adicional en Mayagüez, y una en Bayamón, la primera que abrirá en el área metro.
Un modelo replicable para toda la isla
Estar a la vanguardia, traer nuevas bebidas, y sostener un estándar de calidad han ayudado a mantener la cadena sólida en la industria del café gourmet, y vislumbran ver la cadena en toda la isla.
“Yo lo voy a hacer en todo Puerto Rico, que tú le puedas dar la vuelta a Puerto Rico por la #2, y que siempre te encuentres un Friend’s donde puedas pasar por el servicarro, y puedas recoger tu bebida”, explicó Ramírez.
Más allá de crecer, Ramírez resaltó el valor del sentido de comunidad, ya sea contribuyendo a causas imprescindibles o apoyando a organizaciones locales.
Parte del menú de Friend’s se suple con postres y alimentos hechos por empresarios pequeños locales, distribuidos en todas sus franquicias.
El dueño recordó con alegría cómo algunos exempleados han emprendido con sus propios coffee shops, con el conocimiento y amor que cultivaron hacia el café.
En una industria cambiante, pero sólida, siempre habrá espacio para un lugar más donde puedas disfrutar un café. Lo importante, recalcó, es hacerlo de corazón, disfrutar lo que haces, hacer las cosas distintas a los demás, y “buscar una razón que te mueva” más allá de generar ingresos.