
9 poetas puertorriqueñas contemporáneas que debes conocer
Te presentamos esta lista de autoras boricuas de la mano de las organizadoras del Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico. Dale play y escucha a algunas de ellas recitar su poesía.
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¿Cómo habré de llamarme cuando solo me quede
recordarme, en la roca de una isla desierta?
Un clavel interpuesto entre el viento y mi sombra,
hijo mío y de la muerte, me llamará poeta.
— Julia de Burgos, extracto de Poema para mi muerte
Cuando pensamos en poesía puertorriqueña escrita por mujeres, invocamos a Julia de Burgos, a Clara Lair, a Lola Rodríguez de Tió y a tantas otras poetas que abrieron las puertas para que la literatura boricua ampliara sus fronteras.
Hoy son muchas más las que gritan con sus versos y dejan plasmadas rutas que nos sirven para recorrer nuestros propios amores y desengaños, nuestros dolores y alegrías, conmoviéndonos con cada palabra que refleja un pequeño trozo de sus almas.
En este Mes de la Mujer, hablamos con la directora del Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico, la gestora cultural Linda Rosa, y con la poeta Iris Alejandra Maldonado, que también es parte del comité organizador del festival –que se lleva a cabo del 15 al 21 de marzo– para crear esta lista de poetas boricuas contemporáneas que debes conocer.
1. Ángela María Dávila Malavé (Humacao, 1944-2003)
no me hablen, no me miren; por lo menos no grito.
déjenme sola, coño
déjenme con mis pestes
DÉJENME QUE ME JODA
—que esto pasa—
También conocida como Anjelamaría Dávila, como firmaba sus poemas, “es una de las mejores poetas de Puerto Rico” y a quien se le dedica el 14to Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico, dijo Rosa a Platea. Considerada la voz más destacada de la Generación del 60 y del colectivo literario Guajana, es una poeta “de vanguardia, adelantada a sus tiempos” a quien se le rendirá homenaje durante todo el festival, el cuarto que se dedica a una poeta mujer.
Esta poeta nacida en Humacao también fue compositora, declamadora y cantante. Sus poemarios incluyen Homenaje al ombligo (1966), Animal fiero y tierno (1977, 1981, 1990) y La querencia (2006). Este último fue publicado póstumamente por el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). Otros de sus poemas también fueron publicados en diversas antologías.
2. Amarilis Tavárez Vale (Camuy, 1974)
La muerte es una hormiga
encallada en todos los continentes de la tierra. […]
La muerte nunca será vencida. Se multiplica.
Su tono marca la perfección.
La emancipación de todo.
—Amarilis Tavárez Vale, extracto de uno de los poemas de El silencio de las hormigas
“La poesía de Amarilis y Mayda (Colón) es sonora, con mucha cadencia y se queda contigo. A través de la musicalidad los poemas se quedan con el lector”, dijo la poeta Iris Alejandra Maldonado.
Según ella, el último libro de Tavárez Vale, El silencio de las hormigas, “cuenta en poesía su historia con la diabetes (tipo 1)”, la cual le fue diagnosticada en 1986. “Utiliza el hormigueo, esa sensación continua en el cuerpo cuando se padece esta enfermedad”, dijo. Este es el punto de partida de la autora para relatar los dolores de estar enfermo, los cuestionamientos que se le hacen a dios y al mundo, e incluso la desesperanza de saber que la muerte se avecina.
Sus poemas han sido publicados en diversas antologías y revistas literarias locales e internacionales, entre ellas, la revista El Sótano 00931 de la cual es cofundadora, y sus libros incluyen Re(h)alidades (2006), Hastío (2013) y Larga jornada en el trópico (2015). Fue finalista del Premio de Poesía del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) en 2013.
3. Etnairis Rivera (San Juan, 1949)
Yo, reuní el viento, la lluvia pasajera, el perfume salino de las algas, junté sus jóvenes bocas para el deleite marino de sus cuerpos.
Yo, el cómplice, el danzante intenso de la vida, el músico fiel en el fugaz tiempo, el imprescindible, Yo, el Amar…
Etnairis Ribera, como firma sus poemas, “es una de las poetas más destacadas (de la década) del 1970” y otra de las puertorriqueñas a las que se le ha dedicado el Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico, explicó Rosa. Este homenaje se le realizó antes de que fuera transferida a un hogar para su cuidado, ya que padece de Alzheimer.
“Tiene una poesía más exótica, más del amor, aunque también de lucha política y social”, explicó, por su parte, Maldonado.
Algunos de sus libros de poemas incluyen Wydondequiera (1974), Canto de la Pachamama (1976), Ariadna del Agua (1989), Entre ciudades y casi paraísos (1995), Intervenidos (2003), un poemario antiguerra dedicado a la lucha de Vieques, y A(Mar)es (2013).
4. Mayda Colón (San Juan, 1974)
Qué droga dura es el querer y sin embargo
Qué necesidad de amor tan grande nos aqueja.
Qué ganas de meterme por tu piel
A olvidar el porqué de los colores
El dolor de las razas
La estrechez de las banderas.
—Mayda Colón, extracto del poema Último delirio, publicado en el libro Prosac
“Amarilis y Mayda son parte de una generación, al igual que (José Raúl) Gallegos, que leen espectacularmente, impresionsn con su proyección de voz, con sus poesías. Son poetas fuertes y consolidadas y tienen mucha influencia en la música”, destacó Maldonado.
Al igual que Tavárez Vale, Colón “también escribe mucho sobre temas de salud sufridas. Así están sus dos primeros libros: Prosac (2013) y Dosis (2009)”, dijo Maldonado. Mientras, en su libro La casa del vacío (2018) Colón utiliza la casa “como estructura y extensión de sí misma, de la familia”, y en su antolofía poética Recuentos y Volteretas (2006-2015), la poeta utiliza el juego y lo lúdico para acercarse al lector, con poemas de distintos libros escritos incluso de forma horizontal e invertida, invitando a voltear el libro, cual juego de niños.
Colón ganó el premio al mejor libro del año de Penn Club (2014) y el premio al joven destacado del año de la UNESCO (2013).
5. Cindy Jiménez Vera (San Sebastián del Pepino, 1978)
Mejor, tenme pena
porque por más que quiero
que mi hijo imaginario
se afiance a la razón
y deje de creer
en la inexistencia divina,
todas las mañanas
le sigo dando la bendición
en el nombre de su dios imaginario.
—Cindy Jiménez Vera, extracto de El hijo imaginario
“La poesía de Cindy es inteligente. Hace uso de la tragicomedia como recurso poético”, a juicio de Maldonado. “Su poesía nos presenta la situación de la mujer en la ruralía, el urbanismo, una mujer que sufre la pérdida de su madre y tantas pérdidas de salud, como la pérdida de la audición, la vista y la movilidad”.
Esta poeta, editora, escritora y traductora literaria recibió la beca Letras Boricuas de la Fundación Flamboyán en 2024 y ha escrito libros como Islandia (2016), No lugar (2017), Te cambio esta isla: Poemas selectos/I’ll Trade This Island: Selected Poems (2018) y Tegucigalpa (2022).
6. Ashley Pérez García (Bayamón, 1993)
MI CUERPO ES SOLO UN CUERPO y nada más.
me delata el gran fastidio,
el año inmenso y tanta lata y tanto hastío
y tanto dolor.
no fue el viento, sino la espera temblorosa
anticipando algo,
racionando las pastillas y las hojas.
apesta a muerte
y desde ella nos consuelan.
—Ashley Pérez, extracto de Mi cuerpo es solo un cuerpo publicado en La divisa (2021)
Ashley Pérez es la más joven de esta lista y tiene “una poesía clara y contundente”, trabajando los “temas cotidianos de manera magistral”, explicó Maldonado. Es una crítica de cine y poeta en ascenso y en 2022 fue parte de la segunda cohorte de escritores de la beca Letras Boricuas de Fundación Flamboyán.
Sus trabajos han sido publicados en varios periódicos y revistas, y su primer poemario La divisa (2021) recopila sus obras entre 2016 y 2020, cuando se dio su despertar político y su conciencia social.
“Pienso que la poesía me queda grande”, dijo Pérez a Letralia el año pasado, cuando adelantó que edita su próximo poemario Remolino. Pérez también es parte del comité organizador del Festival Internacional de Poesía.
7. Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970)
Creo en mi pelo afro todopoderoso
creador de los risos de este mundo
cabellos crespos visibles e invisibles
creo en la maranta encaracolada
creo en el dubi que se elimina
creo en la expulsión de los rolos y la keratina…
Esta escritora y activista, una de las figuras más reconocidas de la literatura puertorriqueña, no solo ha publicado libros que discuten la afroidentidad y la sexodiversidad. También cuenta con una poesía fuerte que enaltece su herencia africana y cuestiona el racismo y la colonización.
Además de novelas, cuentos y ensayos —los cuales se han traducido a distintos idiomas—, Arroyo Pizarro es autora de poemarios como Saeta (2011) y Afrofeministamente (2020). Fundó y es presidenta de Mujeres Negras Ancestrales. Recibió el Premio Nacional de Cuento 2013 por su libro de cuentos Las Negras. Y ha recibido el Premio del ICP en 2012 y 2015.
Arroyo Pizarro es una de las invitadas en el Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico y su trabajo como educadora le ha abierto la puerta a poetas como Maldonado, que inició a escribir a partir de uno de sus talleres de poesía.
8. Carmen R. Marín (Ponce, 1975)
..vale más
descubrir así
que el peor dolor no
es el de la distancia
inminente
y tampoco el del
abandono
irreparable
sino
el del veneno
manifacturado en casa
desde este cuerpo que te amó…
–Carmen R. Marín, extracto del poema sobre la manufactura del odio
Gran parte de la poesía de Carmen Marín expresa su lucha personal en contra de la violencia de género, de la cual es sobreviviente. “Su lucha es desde ese ámbito social”, dijo Maldonado.
Marín es también editora, escritora y profesora. Recibió el premio Letras Boricuas de Fundación Flamboyán en 2021 y es autora de los poemarios Salvahuidas (2013) y Encamadas (2020). Ganó el premio del Certamen de Poesía José Gautier Benítez en 2012.
9. Iris Alejandra Maldonado (Mayagüez, 1979)
una vez quise ser
lo que mi padre
quiso que fuera
amo a mi padre
me esclavicé
—Iris Alejandra Maldonado, poema Padre
Aunque Maldonado no se incluiría a ella misma en esta lista, Rosa sí la recomendó porque su poesía “se basa mucho en ser sobreviviente de violencia de género”, por lo que tiene una potencia y sensibilidad que destacan.
“A través de la poesía pude consolidar y sanar bastante. Fue un medio de sanación”, contó Maldonado, quien sobrevivió a un ataque a puñaladas de su entonces pareja mientras dormía.
Además de poeta, es abogada notaria. Entre sus poemarios se encuentran Burlesca (2014) y El abismo silba una canción de vaqueros (2018), que también ha sido publicado en Costa Rica, Uruguay y El Salvador.